Funciones cognitivas IV: Las Funciones Ejecutivas

Funciones Ejecutivas

Siempre que existe alguna alteración de las funciones cognitivas, con frecuencia, aparecen dificultades en las funciones ejecutivas pero, ¿a qué nos referimos con ese concepto?. En realidad no se trata de una función cognitiva aislada, sino un conjunto de habilidades cognitivas, coordinadas por el lóbulo frontal del cerebro, que nos permiten planificar, organizar, guiar, evaluar y reflexionar sobre nuestro comportamiento para alcanzar una meta. Por lo tanto, son de vital importancia para un funcionamiento eficaz y efectivo de nuestra conducta.

¿Qué habilidades se encuentran afectadas cuando fallan las funciones cognitivas?

  • Memoria de trabajo:  La memoria de trabajo o memoria operacional es un proceso mediante el cual podemos almacenar y manipular información de manera temporal. Nos permite, por ejemplo, mantener la información que nos dan para responder dentro de una conversación, sumas números o leer una frase.
  • Razonamiento: Es la capacidad para comparar diferentes resultados, elaborar inferencias y establecer relaciones abstractas.
  • Planificación:  Es el proceso mental que nos permite seleccionar los pasos necesarios para conseguir un objetivo, decidir el orden adecuado de dichos pasos, los recursos necesarios para llevarlos a cabo y establecer el mejor plan de actuación posible. Está presente en multitud de acciones: hacer la compra, organizar un viaje, cocinar, etc.
  • Flexibilidad: Es la capacidad que tenemos para detectar si nuestra conducta está siendo ineficaz y poder cambiar o sustituir los pasos necesarios para poder conseguir el objetivo que teníamos marcado.
  • Inhibición: Se trata de la habilitad para inhibir o controlar las respuestas que aparecen de forma automática o impulsiva  para dejar paso a aquellas controladas por la atención y el razonamiento.
  • Estimación temporal: Es la capacidad de calcular, aproximadamente, el paso del tiempo y la duración de una actividad determinada.
  • Toma de decisiones: Consiste en la evaluación de los beneficios y costes que puede conllevar una acción determinada para escoger la mejor opción de entre las posibles. Por ejemplo,  la hora de realizar un viaje debemos decidir si nos conviene más coger nuestro coche o un medio de transporte público sopesando el coste, tiempo y/o comodidad.

 

A diferencia de la mayoría de las funciones neuropsicológicas, un déficit en funciones ejecutivas, por muy leve que sea, puede tener un gran impacto en las actividades de la vida diaria de una persona y en su relación con los demás.

Algunos síntomas disejecutivos son versiones exageradas de la conducta que podemos observar en una persona sana y, por lo tanto, pueden ser malinterpretadas. Habitualmente, se observan cambios en las relaciones sociales,  los amigos o familiares suelen afirmar que el paciente ha experimentado un cambio de personalidad, que ya no es la misma persona de antes.

Asimismo, pueden aparecer en otros contextos como a nivel laboral, donde se observarían problemas para volver a realizar su trabajo con la misma efectividad que lo hacía anteriormente: falta de conciencia de las prioridades de las diferentes tareas, empezar varias cosas pero no acabar ninguna o una mala estimación del tiempo de trabajo que requiere cada tarea.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *