Deterioro cognitivo
Parece difícil, pero deja que te orientemos

Con el paso de los años notamos que nuestras capacidades intelectuales no son las mismas, aparecen dificultades en la memoria, problemas para concentrarse, más despistes, menor agilidad mental,… A menudo estos cambios son producto del envejecimiento normal de nuestro cerebro que, como el resto de nuestros órganos, se va deteriorando con el tiempo. Pero en ocasiones pueden estar indicándonos la presencia de un deterioro cognitivo leve o la fase inicial de una demencia.
Existen algunas señales de alarma que nos pueden hacer sospechar de la presencia del inicio de una demencia:
- Dificultades para orientarse temporal o espacialmente.
- Pérdidas de memoria.
- Procesamiento de la información más lento.
- Dificultad para realizar tareas habituales.
- Problemas para encontrar las palabras o expresarse.
- Alteraciones en el sueño y en la conducta.
- Cambios en el estado de ánimo y en el carácter.
Es importante realizar un diagnóstico temprano de este tipo de patologías que permita diseñar un programa de intervención capaz de enlentecer este proceso y mantener la funcionalidad del paciente el mayor tiempo posible.
A día de hoy, la terapia no farmacológica mediante Estimulación Cognitiva, se ha demostrado un método eficaz para retrasar o enlentecer el ritmo de deterioro asociado a las distintas demencias y, de este modo, prolongar la independencia funcional y calidad de vida del paciente.
La realización de programas de estimulación adaptados ayudará a frenar su evolución y mejorar la calidad de vida de la persona afectada.